A veces pienso
en lo oscuro de nuestras vidas.
En lo infeliz que me hacés
En lo absurdo que somos.
A veces pienso,
A veces siento.
Siento que sería feliz matando.
Que si me ensalzara en tu sangre,
todo lo malo cesaría.
¿Para qué seguir con esto?
¿Para qué nuestras dos hipocresías?
¿Para qué los besos,
las caricias, el amor?
¿Para qué la fidelidad,
para qué, para qué?
¿Para qué seguir engañándonos?
Engañándome.
A veces siento que me hacés feliz,
no te voy a mentir.
Pero después
siento una tremenda punzada en mi pecho,
que solo vos causaste.
Hoy, cuando la noche caiga,
voy a acercarme a la cama.
Te voy a mirar dormir,
y voy a imaginar
como mis manos
quiebran tu cuello.
Como disminuye tu pulso.
Imaginar.
Con cada suspiro te acercás más a la muerte.
Vas a abrir los ojos.
Y me vas a ver borracho de felicidad
matándote.
Y, finalmente,
el dolor terminará para ambos.
Imagino todo eso,
Y cuando toque tu blanco, y frágil cuello.
Te voy a mirar.
Me voy a acostar a tu lado,
Te voy a besar,
Y me dormiré pensando que aún hay esperanza.
(Octavio Tomás La Iacona)
Peteco Carabajal en Cuba
Hace 13 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario